miércoles, 23 de noviembre de 2022

La nueva disputa por la nación




El propósito del Presidente es explícito: cambiar al INE, para que nunca más vuelvan a ganar las elecciones los corruptos neoliberales del PAN, PRI y PRD. Que mejor lo integren consejeros de Morena, el padrón regrese a Gobernación y de esta manera se estarían “blindando” las elecciones futuras para que nunca más regrese el conservadurismo.

Palabras más, palabras menos, es la idea expuesta todas las mañanas pre y post marcha en defensa del INE por López Obrador, quien puso como gran ejemplo de sus dichos que si no hubiera habido lo que él considera “fraude” en 2006, el país se hubiera enderezado desde entonces, no hubiera habido guerra contra el narcotráfico ni la corrupción del peñanietismo. “Eso es lo que queremos evitar de nuevo”, dijo.

El problema con su argumentación es que es antidemocrática, porque acabaría con la libertad de expresión, opinión, pensamiento y derecho a votar de millones de mexicanos, sólo porque no apoyan su transformación. Sería el triunfo, por la fuerza, del pensamiento único.

Es tramposa, porque asume explícitamente que con funcionarios nombrados “por el pueblo”, o sea él y su partido --no nos hagamos tontos--, se garantizaría que nunca gane la oposición. Ellos se encargarían de “proteger” la transformación. Llegar incluso a cometer “fraudes patrióticos” con tal de salvar a México de los neo porfiristas.

Y nada de que él sería respetuoso de la independencia del INE, o del Legislativo. Ya vimos, por ejemplo, lo que dice de los ministros de la Suprema Corte que él propuso y dice que “le fallaron”, porque llegan a votar en contra “del pueblo”, es decir, de algunas de sus propuestas. Él solito reveló que tenía la expectativa de que sumisamente se olvidaran del Estado de Derecho y votaran a favor todo lo que él mandara, fuera o no legal. “No me vengan a mí con que la ley es la ley”.

Donde él ve fallas del sistema los demás vemos contrapesos a un poder omnímodo. Así debe ser.

Él puede hablar por sí mismo y decir que lo hace con la mejor de las intenciones, pero quién responde por futuros gobernantes que con un poder así pueden enloquecer, o quién responde por los militares de futuro, empoderados desde ahorita pero sin controles futuros. Sería el umbral del poder absoluto que envilece absolutamente.

Ya sabemos que el Presiente usa unos muy elementales lentes bifocales: sólo ve pueblo bueno y pueblo malo, no ve el país heterogéneo, actuante y plural que es México. No respeta disidencias. Ahí es donde los ciudadanos debemos prender las alertas y recordarle que es sólo un simple mortal con poder temporal y que la democracia implica alternancias, participación ciudadana, respeto a las ideas de los demás, que a veces se gana y a veces se pierde.

Que debe convencer a la ciudadanía de que su transformación es buena por la vía de la obra de gobierno y no secuestrando al Estado mexicano para servir a una sola causa o persona.

Estamos viviendo una real disputa por la nación, pero no entre liberales y conservadores como ingenuamente se nos quiere vender, sino entre demócratas y autoritarios. La democracia debe prevalecer y la deben promover todos los partidos, comenzando por Morena.



Texto publicado originalmente en El Sol de México