martes, 19 de abril de 2022

"Nadie murió de Covid, mi señor... ¡nadie!"



Amigable, simpático, el chofer del camioncito que diariamente nos llevaba del hotel al estadio y de vuelta, un día se sinceró:

"Eso del Covid fue una patraña para tenernos controlados. Le puedo asegurar que aquí en Estados Unidos nadie murió de Covid, mi señor... ¡nadie!.

Venezolano de origen, me dice que ahí en Miami lo obligaron a vacunarse para poder trabajar. 

"Y pues soy pobre y no me pude negar, pero le aseguro que nadie vio a nadie morir. Nadie de mi familia se enfermó, ningún amigo, ningún compañero de trabajo.Todo eso fue inventando por las noticias, por el gobierno. Nos obligaron a usar un estúpido tapabocas que por fortuna ya nos quitaron... Nos querían ver humillados y callados y lo lograron... por un tiempo..."

Y en efecto, a principios de abril de 2022 ya pocos usaban cubrebocas en la calle, sólo los empleados federales o de hoteles o de servicios, los Uber. 

La sensación fue extraña porque había yo llegado de un México todavía con muchas reservas y contagios por omicron, con un vuelo donde todos por ley debíamos usarlo. Y de pronto, nadie. Todos confiados en sus vacunas o, peor aún,  no vacunados, porque Florida es uno de los estados de la Unión Americana más Republicanos y más reaccionarios del país, comenzando por su gobernador Ron DeSantis.

De pronto me encontré en un estadio deportivo lleno de personas sin usarlo, al aire libre, sí, pero todos juntos, apretados, gritando. Confieso que quitármelo fue liberador, una vez pasado el miedo inicial. Caminar en la multitud sin cubrebocas también fue como dar un salto al pasado, a cuando no teníamos miedo a contagiarnos, a morirnos. Fue un momento feliz.

Pero en el pequeño universo de prestadores de servicio y fanáticos del tenis con los que platiqué, vaya que eran reaccionarios y negacionistas. Un universo de personas de las que leía con frecuencia en los periódicos pero con las que no había conversado cara a cara...

Le refuté al operador de transporte, con cifras. Que el cubrebocas no era para humillarnos (aunque mi Presidente sí lo considerara así y su nefasto peón López Gatell) . Le conté de la experiencia mexicana, de los hospitales saturados, los amigos y conocidos muertos. Las revistas internacionales que referían los peores tiempos de la pandemia en otros países... nada lo convenció... la puntilla final para mi fue cuando me preguntó en que trabajaba...

"Soy periodista". 

-"Ah, pues no. ¿Ya ve? A usted le pagan para decir eso... Usted lee eso y lo cree por que trabaja en eso..."

Le juré que no, pero ya no insistí. No había forma de convencerlo de lo contrario...

Llegamos al estadio. Me despidió amable..."Disfrute su juego"

Eso hice.. sin cubrebocas...


En la columna de la Semana Santa, una reflexión sobre nuestros valores y la intervención del gobierno en la salvación de nuestras almas... Chécala aquí...




La cita del día:

"Lo nuestro no es imposible, aunque yo tenga 18 años y tu sólo tres horas de vida..."

Alfredo Bryce Echenique en el libro "El hombre que hablaba de Octavia de Cadiz" (Anagrama)


La sugerencia musical de hoy...

Más argentinos...  una clásica de Los Fabulosos Cadillacs...




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