lunes, 9 de enero de 2023

Como en Dinamarca...

 


Sí, al igual que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, todos queremos que los servicios de salud públicos de México sean equiparables con los de los países escandinavos, donde el Estado de bienestar es capaz de proporcionarlos con calidad, calidez y oportunidad.

Sin embargo, este buen deseo no se corresponde con la realidad presupuestaria del país, pues en 2023 para infraestructura económica, donde se incluyen los proyectos insignia del gobierno la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, se destinaron 470 mil millones de pesos, mientras que el de salud sólo tuvo un aumento marginal para quedar en 209.6 mil millones de pesos.

Cualquier trabajador del IMSS, ISSSTE, Secretaría de Salud y, sobre todo, cualquier derechohabiente sabe que las citas en estas instituciones se asignan con meses de diferencia; los estudios rutinarios de sangre, tomografías, rayos X, se calendarizan dos o tres meses adelante, pese a ser urgentes muchos de ellos. Que hay carencias en quirófanos y equipos.

Un paciente que llega a Urgencias sabe que no hay sillas de ruedas ni camillas, que los familiares pagan medicinas en farmacias privadas ante las carencias, un enfermo puede pasar días en pasillos en lo que hay camas para subirlo a piso.

Los errores en adquisiciones de medicinas en esta administración son enormes y el desabasto criminal.

Quien se enferma del estómago, o gripa o algo considerado menor, no va al sector público a perder el día y que le marquen falta, sino a las clínicas instaladas en farmacias privadas, que han cubierto esa ausencia del Estado. Clínicas que, por cierto, no gustan al subsecretario de Salud, López Gatell, pero contra las que no puede ir porque sabe que le resuelven un problema al insuficiente servicio de salud público.

Pululan las ambulancias “patito” que asaltan y timan a familiares de víctimas de accidentes, porque el sector salud sólo tiene ambulancias para traslados programados pero no para emergencias.

Para colmo, el servicio de emergencias otrora sólido, la Cruz Roja, se encuentra en crisis, sin financiamientos privados, con el hospital de Polanco cerrado, y despidos de paramédicos a un ritmo de 20 por día.

El presidente se ha quejado de la distribución inequitativa de médicos y falta de ellos en zonas rurales o de gran peligro, para lo cual ha traído médicos cubanos.

Es decir, el problema no es la calidad de la medicina mexicana sino su infraestructura. Carece de recursos para ser mejor, para tener más hospitales, más médicos, más medicinas, más laboratorios, para atender a más personas más rápido. 

Es un problema de dinero, pero el presupuesto no lo refleja. Se priorizan los programas de capricho y no la salud de los mexicanos.

Aun así se confía, como si todo fuera cosa de rezar o esperar un milagro, a que estaremos como en Dinamarca en menos de 12 meses. El rezago es enorme y la verdad es que no se ve que eso sea algo más que un buen deseo.


Al respecto, un análisis de Integralia, de Luis Carlos Ugalde, concluye sobre el sistema de Salud en 2023:





Columna publicada originalmente el 7 de enero de 2023 en

https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/disco-duro-como-en-dinamarca-9431459.html



Lectura recomendada:

Del filósofo italiano Jualian Baggini, 99 dilemas morales a enfrentar. ¿Qué decidimos en cada caso?

Imperdible.






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