martes, 16 de enero de 2024

La convulsa muerte de Notimex



(Texto publicado originalmente en El Sol de México)


El 13 de diciembre el Senado de la República declaró extinta a la agencia de noticias del Estado mexicano, Notimex. El acta de defunción se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 21 de diciembre del año pasado.

Creada en 1968, en el marco de las Olimpiadas, a imagen y semejanza de las agencias estatales, encargadas de enaltecer la imagen de México en el mundo, a lo que sucedía en nuestro país, a sus atractivos turísticos, y a la versión oficial de los hechos, sin depender de las deformaciones ideológicas de las agencias internacionales comerciales.

Francisco Fonseca, uno de los cuatro fundadores de la agencia ha escrito con gran emoción en estas páginas la memoria de su inicio y la epopeya de lanzarla sin recursos pero con entusiasmo. Leerlo y escucharlo es un placer invaluable.

Sin embargo, justo es reconocer que con el paso del tiempo Notimex se fue burocratizando y lejos de abrevar de las mejores tradiciones del periodismo de Estado británico, francés o italiano, se convirtió en simple vocería de los gobiernos en turno, pervirtiendo su esencia.

Siendo el PRI el partido dominante, Notimex se redujo por décadas a un simple generador de boletines oficiales del régimen. Productor masivo de notas para que los diarios llenaran de manera mecánica sus páginas con las versiones oficiales. Cuando gobernaron los panistas el panorama no cambió.

Hubo algunos directores que pretendieron hacer periodismo desde ahí, pero nunca hubo condiciones para hacer de ella un auténtico reflejo del Estado mexicano completo, con todas su voces, con la pluralidad inherente de la nación. Peor aún, se incubó un sindicato omnipotente, cerrado, capaz de bloquear iniciativas, mejoras o ajustes mayores, que condenó a la agencia a la mediocridad permanente.

Paradójicamente, sirvió de base de aprendizaje de muchos nuevos periodistas que hicieron su servicio social en sus instalaciones donde aprendieron la talacha del oficio.

Con la llegada de la 4T se esperaba que Notimex retomara sus orígenes nacionalistas y su visión de Estado. Pero no. Casi desde el inicio de su sexenio, el presidente López Obrador desestimó el trabajo de la agencia por razones de austeridad e impuso su propia voz como la versión oficial de todos los hechos de la vida nacional, desde su púlpito mañanero, confundiendo de nueva cuenta la comunicación del gobierno con la del Estado mexicano

El nombramiento de Sanjuana Martínez tampoco auguraba nada bueno, pero la realidad fue mucho más terrible que las expectativas. De inmediato la directora llegó con un estilo disruptivo que la hizo perder grandes clientes en sus primeros meses de directora, dio línea para atacar a comunicadoras a las que ella consideraba sus enemigas, ejerció un régimen de terror contra los trabajadores, excediéndose en su celo normativo, inventó delitos, se enemistó incluso con los demás encargados de la comunicación gubernamental y aun con miembros claves del gabinete lopezobradorista.

Un chivo en cristalería que peleó con todos y contra todos, orillando a una huelga que sería el final de Notimex ante el desinterés el régimen por rescatarla.

Y ya extinta la agencia, Sanjuana no se fue sin desatar nuevos escándalos, ahora al interior de la misma 4T al denunciar la solicitud de “moche” para la campaña de Claudia Sheinbaum, con costo a su liquidación. 

Dicen que cuando se es bravo hasta a los de casa se muerde, y eso ha hecho la última directora de Notimex, quien sólo llegó a sembrar y cosechar odios en todas direcciones.

Para darnos una idea de la desmesura del caso, Sanjuana, ya sim empresa y sin trabajadores, ha anunciado que mantendrá vivas más de100 demandas penales contra ex trabajadores del sindicato. De ese tamaño. Lástima.

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