A 18 años de la desaparición forzada de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, los libros "Comunistas I y II" emergen como una memoria política, una acusación frontal al Estado mexicano y un testimonio de resistencia.
Ambos volúmenes recopilan artículos, poemas y comunicados del órgano insurgente El Insurgente, con los que se ha mantenido viva la denuncia por el paradero desconocido de dos de sus militantes más emblemáticos.
La obra es, ante todo, un documento ideológico. Con una narrativa intensa y militante, el libro acusa directamente a los gobiernos de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum de mantener una política de simulación e impunidad, mientras crece el número de desaparecidos en México. Edmundo y Gabriel no son descritos como simples víctimas: son presentados como ejemplos del “combatiente comunista”, revolucionarios desaparecidos no por error, sino por decisión deliberada del aparato represivo del Estado.
"Comunistas I" documenta también la respuesta armada del EPR a esta desaparición, incluyendo los atentados a ductos de Pemex en 2007, que se enmarcan como acciones de autodefensa revolucionaria. El libro sostiene que solo mediante la lucha armada fue posible visibilizar las desapariciones forzadas, y acusa a la clase política —incluyendo sectores de la izquierda institucional— de minimizar o negar el fenómeno.
No menos importante es la crítica a periodistas y medios de comunicación, señalados por su indiferencia, sospechosismo o servilismo con el poder. A figuras como Julio Hernández López y José Cárdenas, el PDPR-EPR les responde con cartas directas, exigiendo trato objetivo y condena explícita a los crímenes de lesa humanidad.
"Comunistas I y II" también es un homenaje: una recopilación de poesía, crónicas y mensajes que reivindican la dignidad y el sacrificio revolucionario. La obra plantea que Reyes Amaya y Cruz Sánchez no solo fueron desaparecidos, sino que siguen “librando combate” como símbolos vivos de la lucha socialista.
En tiempos donde el número oficial de desaparecidos supera los 130 mil, esta recopilación se convierte en una denuncia acumulada, pero también en una declaración política: la revolución sigue en pie, dice el PDPR-EPR, y su relato no será borrado por la censura ni por el silencio estatal.
"Vivos se los llevaron, vivos los queremos", repiten como mantra los libros. Pero también: "Vencer o morir", reafirmando que, para este partido armado, la memoria no solo es una herramienta de lucha, sino un arma política en sí misma.
Ambos textos recopilan una serie de comunicados en torno a la desaparición forzada de dos de sus militantes: Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, ocurrida el 25 de mayo de 2007 en Oaxaca. A lo largo de sus páginas, el documento denuncia la represión sistemática del Estado mexicano contra luchadores sociales y organizaciones populares, en un contexto de militarización y violación de derechos humanos.
Los comunicados acusan al gobierno de Felipe Calderón y al entonces gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, de detener y torturar a Reyes Amaya y Cruz Sánchez, negando posteriormente su paradero. Según el PDPR-EPR, ambos militantes fueron sometidos a brutales métodos de tortura en instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) y el Ejército, con la participación de asesores extranjeros. El grupo responsabiliza al Estado de su desaparición y exige su presentación con vida, junto con la liberación de todos los presos políticos del país.
El libro sitúa estos hechos dentro de un marco más amplio de represión estatal, comparándolos con la "guerra sucia" de las décadas de 1960 a 1980. Señala que, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, el gobierno ha implementado un "estado de sitio no declarado", criminalizando la protesta social y utilizando fuerzas policiales y militares para perseguir a opositores.
También critica la injerencia de Estados Unidos en la estrategia de seguridad mexicana, así como la impunidad de crímenes como las masacres de Aguas Blancas y Acteal.
El libro II concluye con un llamado a la unidad de las organizaciones sociales y populares para enfrentar la represión, destacando la necesidad de combinar todas las formas de lucha, incluyendo la resistencia armada. Reitera su compromiso con la revolución socialista y advierte que la desaparición de sus militantes no quedará impune.
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