martes, 19 de agosto de 2025

Narcocorridos: la cultura de la violencia que no debemos normalizar

 



Como periodista, vivo en un ambiente que requiere respirar libertad de expresión para manifestar ideas. La defiendo porque sin ella no existiría la democracia ni el periodismo mismo. Sin embargo, sigo creyendo que una cosa es la libertad de expresión y otra muy distinta la apología del delito. Esta semana, el gobernador de Querétaro prohibió los narcocorridos y, francamente, estoy de acuerdo.

Hay quienes sostienen que se trata de una medida autoritaria que va en contra de las libertades. No lo creo. Normalizar lo anormal —el secuestro, la extorsión, el huachicol, la trata de personas, el asesinato de policías, militares o periodistas— no es correcto ni social ni éticamente. No podemos ni debemos disfrazar de “arte” una narrativa que glorifica la violencia y envenena la conciencia de miles de jóvenes.

La apología del delito que consumen millones

En marzo del año pasado escribí un texto titulado “Narcovideos: apología del delito que descargan millones”, a propósito de un video del Grupo Firme: Así es la vida. En él, sin pudor alguno, se cuenta la historia de sicarios que “cuidan la plaza para el patrón”, exaltando armas, poder y dinero como si se tratara de virtudes. Durante varias semanas tuvo entre 2 y 3 millones de descargas diarias en YouTube.

Poco después, el mismo grupo llenó el Zócalo de la Ciudad de México, invitado por la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. El mensaje era contundente: lo que debía indignarnos, se convirtió en espectáculo gratuito y masivo.

Desde entonces, el fenómeno no ha hecho más que consolidarse. La irrupción de los llamados “corridos tumbados” —en muchos casos patrocinados por líderes del crimen organizado— terminó de normalizar lo que debería ser motivo de alarma. Peso Pluma, convertido en símbolo de moda juvenil, no es sólo un artista: es el emblema de cómo el narco ha logrado apropiarse de la industria musical como vehículo de legitimación cultural.

Libertad de expresión, sí; apología del delito, no

La presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que su gobierno no censurará a nadie. Tanto, que creó su programa “México canta por la paz y contra las adicciones”, conocido también como México Canta y Encanta, que es un concurso musical surgido bajo el impulso de la presidenta Claudia Sheinbaum y organizado por la Secretaría de Cultura en colaboración con el Consejo Mexicano de la Música. Está dirigido a jóvenes intérpretes, cantautoras y compositores mexicanos y mexicano-estadounidenses, de entre 18 y 34 años, y busca destacar la riqueza de la música tradicional mexicana —mariachi, norteño, banda, corrido, duranguense, bolero, rap, hip-hop, entre otros— mediante letros que no promuevan la violencia o el narcotráfico, sino que evoquen “el amor, el desamor y la grandeza de México

Estoy de acuerdo en que el Estado no debe convertirse en inquisidor de ideas. Pero tampoco debemos cerrar los ojos ante el hecho de que la apología de la violencia está tipificada como delito en el Código Penal.

El artículo 6 de la Constitución es claro: la manifestación de las ideas es libre, salvo que ataque la moral, los derechos de terceros, provoque un delito o perturbe el orden público. Los narcocorridos cumplen al pie de la letra con esa definición. No es cuestión de gustos musicales ni de moralismos: es la legalidad misma la que los cuestiona.

En este sentido, me parece sensata la decisión de Querétaro de prohibir conciertos que promuevan la apología del crimen. Lo mismo ya ocurre en Aguascalientes, Michoacán, Nayarit, Tijuana, Chihuahua, Cancún, municipios del Estado de México, Guanajuato y Jalisco. La lista crece porque cada vez más autoridades entienden que no se trata de censura, sino de poner límites claros a una narrativa que glorifica a quienes destruyen la paz del país.

Una batalla cultural que estamos perdiendo

No es nuevo. Desde hace más de 30 años, los narcocorridos y ahora las narcoseries de televisión presentan la vida de los criminales como emocionante, llena de lujos, placeres y riesgos. Son productos aspiracionales. Miles de jóvenes sueñan con “ser como ellos”, creyendo que en el narco encontrarán respeto y dinero fácil.

Pero el fondo del asunto no es la música, sino el terreno cultural que le hemos cedido al crimen organizado. No basta con que dominen territorios, controlen economías locales o penetren instituciones. Ahora también han colonizado el imaginario colectivo, con canciones que los convierten en héroes populares. Esa es una derrota más profunda: la de la mente y la aspiración juvenil.

Algunos defienden estos corridos con el argumento de que “retratan la realidad”. Yo sostengo que una cosa es exponer la crudeza de un problema —como hacen el cine o el periodismo— y otra muy diferente es glorificar estilos de vida construidos sobre la sangre y el dolor. Exaltar a sicarios como ídolos juveniles no es arte: es propaganda criminal.

México no puede normalizar lo anormal

El país atraviesa un momento crítico en materia de inseguridad. En vez de contrarrestar el poderío del crimen, estamos asistiendo a su victoria en el terreno cultural. No podemos permitir que los delincuentes ganen también la batalla simbólica, aquella que define qué valores guían a la juventud.

La música tiene un poder inmenso: inspira, emociona, educa. En este caso, ese poder se usa para sembrar la idea de que la violencia es un camino válido hacia el éxito. Y lo más alarmante es que lo hace con millones de reproducciones en plataformas digitales y con conciertos multitudinarios, incluso auspiciados por gobiernos locales.

No se trata de censurar el arte, sino de trazar límites. Un Estado democrático debe garantizar la libertad de expresión, pero también tiene la obligación de proteger la paz, la legalidad y la dignidad de las víctimas.

Epílogo: una reflexión necesaria

La prohibición de los narcocorridos no resolverá de raíz la crisis de violencia que vive México. Lo sabemos. Pero sí manda un mensaje: que no todo vale, que no podemos seguir aplaudiendo a quienes convierten el dolor en espectáculo, ni celebrar a quienes nos están robando el futuro.

La cultura es un terreno en disputa. Si dejamos que el crimen organice la fiesta, el baile y la música, también estaremos entregando la conciencia de una generación. Y eso, como sociedad, no lo podemos permitir.



martes, 29 de julio de 2025

Ejército Purépecha de Libertad Michoacana: ¿montaje o señal de hartazgo?

 


El video apareció de pronto, como ya es costumbre en Michoacán: once personas encapuchadas, vestidas de negro, encabezadas por alguien que se hace llamar Comandante Arango, anunciando la creación del Ejército Purépecha de Libertad Michoacana (EPLM). 

Denuncian extorsiones, desapariciones, violaciones, cobros de piso y complicidad de las autoridades locales con el crimen organizado. Señalan con nombre y apellido a dos alcaldes y dicen estar dispuestos a recuperar el control territorial que —según ellos— el Estado ha perdido.

¿Montaje? ¿Una nueva máscara del crimen organizado? ¿Otra autodefensa reciclada? El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla no lo dudó: es el tercer video del año y —dice— forma parte de una campaña criminal para desestabilizar. Puede ser. Pero también podría ser otra cosa.

Michoacán ha sido laboratorio —y cementerio— de experimentos de seguridad fallidos. Desde 2013, cuando las autodefensas irrumpieron en Tierra Caliente con apoyo ciudadano y luego fueron cooptadas por narcos, políticos o ambos, la desconfianza lo tiñe todo. Pero también lo hace el hartazgo. 

Si el EPLM es un montaje, debe probarse y desactivarse con claridad. Pero si es un nuevo intento ciudadano de decir “basta” ante el abandono institucional, el desdén o la corrupción de algunos gobiernos locales –todoe emanados de Morena–, ignorarlo o descalificarlo de inmediato sería repetir errores del pasado.

La violencia en Michoacán no es una novedad, pero el silencio oficial frente a las comunidades más afectadas empieza a ser insoportable. Cherán y El Coire han denunciado asesinatos recientes. Nadie escucha.

Mientras tanto, en redes sociales aparecen voces que, con sombrero, fusil y discurso firme, prometen justicia. Puede ser justicia, o puede ser caos. Pero conviene no cerrar los ojos.

Porque en un estado donde la extorsión es cotidiana y la seguridad depende de pactos invisibles, hasta los montajes —si lo fueran— revelan verdades incómodas.



miércoles, 23 de julio de 2025

Javier Darío Restrepo: El faro de la ética. Guía para ser un buen periodista

 


Contexto de Javier Darío Restrepo:


Javier Darío Restrepo (1932-2019) fue un destacado periodista y referente ético en el ámbito del periodismo iberoamericano. Nacido en Antioquia, Colombia, comenzó su carrera como sacerdote jesuita durante 17 años antes de dedicarse por completo al periodismo, donde se consolidó como un defensor de la ética y la libertad de expresión. 

Trabajó como corresponsal de guerra, reportero de televisión y columnista en medios como El Tiempo, El Espectador y El Colombiano. Fue defensor del lector, maestro de la Fundación Gabo (antes Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano) y creador del Consultorio Ético, un espacio dedicado a resolver dilemas profesionales. 

Su legado incluye 28 libros y numerosos reconocimientos, como el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Premio a la Excelencia Periodística Gabriel García Márquez.  


Sobre el libro

Javier Darío Restrepo: El faro de la ética. Guía para ser un buen periodista es un homenaje póstumo coordinado por José Luis Jáquez Balderrama, que recopila el pensamiento y las enseñanzas de Restrepo sobre el periodismo ético. El libro está dividido en tres partes:  


Prólogo: Escrito por el periodista mexicano Gerardo Albarrán, quien pone en contexto la obra y su pertinencia. Cierra con párrafo poderoso: 

"Si en algo coincidimos ellos y yo es en que el periodismo sólo es profesional cuando es libre, y sólo es libre cuando es ético..."


1. Primera parte: Explora el legado de Restrepo en la ética periodística, con contribuciones de colegas como Hernán David Restrepo Cardona, quien destaca su labor como sacerdote, reportero, defensor del lector y maestro. Incluye un análisis de su Decálogo del buen periodista, donde resalta valores como la independencia, la humildad y el compromiso con la verdad.  

2. Segunda parte: Contiene entrevistas, conferencias y seminarios impartidos por Restrepo en Chihuahua, México. Aborda temas como la libertad de prensa en contextos de violencia, el impacto de la información en la justicia y la importancia de la autocrítica. Destacan sus reflexiones sobre el periodismo en Colombia y su crítica al "periodismo de rebaño".  

3. Tercera parte: Reúne colaboraciones de periodistas e investigadores que analizan el legado de Restrepo, incluyendo su ponencia “Un defensor en tiempos de crisis” y testimonios personales, como el de su hija Gloria Inés Restrepo.  


Oportunidad y relevancia actual

 En una era marcada por la desinformación, las fake news y la confusión entre periodismo profesional y el ruido de influencers o comentócratas, este libro es una brújula indispensable. 

Restrepo insiste en que el periodismo riguroso no puede equipararse al contenido superficial o tendencioso que domina las redes sociales. 

Su obra subraya la necesidad de diferenciar a los comunicadores serios —aquellos que verifican fuentes, contrastan datos y actúan con ética— de quienes solo buscan audiencias o likes a costa de la verdad.  

En tiempos donde algoritmos y sesgos polarizan el debate público, las enseñanzas de Restrepo recuerdan que el periodismo ético no es un lujo, sino un antídoto contra la manipulación. 

Su Decálogo —con principios como "El buen periodista es un apasionado por la verdad" y "Mantiene intacta su capacidad de asombro"— es un llamado a rescatar la profesión desde la credibilidad y el servicio público.  


Valoración

Este libro es una guía esencial para periodistas y estudiantes de comunicación, pues sintetiza las enseñanzas de Restrepo sobre la ética como pilar del oficio. 

Su enfoque práctico, respaldado por ejemplos y experiencias reales, lo convierte en un manual vigente para enfrentar los desafíos actuales del periodismo, como la desinformación y la presión de los poderes políticos y económicos. 

La obra no solo honra la memoria de Restrepo, sino que invita a reflexionar sobre el papel del periodista como servidor público y guardián de la democracia.  


El libro se puede descargar aquí...


martes, 22 de julio de 2025

Los econarquistas

 




LAURA CASTELLANOS Y ALEJANDRO JIMÉNEZ

Revista Gatopardo, noviembre 2009


Una oleada de ataques a cadenas de comida, tiendas y cajeros automáticos han puesto de relieve una nueva forma de protesta social, "hasta que finalmente se dé un alzamiento"

Tres siluetas corren en la noche hacia un cajero automático seguidos por una cámara que da saltos. Una de ellas, la silueta femenina, se detiene antes de entrar al cuarto ilumi-nado y hace una pinta en la pared del banco. Lo que haya escrito o pintado no se alcanza a distinguir. Las otras dos siluetas entran al cajero por la puerta abierta. La luz les cae encima y los ilumina. Son dos jóvenes con cachucha, el rostro cubierto, una mochila en la espalda y un martillo en la mano. Dan uno, dos, tres, cuatro martillazos contra los ventanales, que caen a pedazos y hacen un ruido brillante, como una vajilla que se cae de la alacena. Luego salen del cuarto veloces. Al partir, uno de ellos le da el último golpe a otro ventanal. Todo dura 19 segundos y queda grabado en el video.

La célula ecoanarquista se responzabilizó en un comunicado del sabotaje ocurrido el 10 de marzo de 2009 contra este banco de la ciudad de México. Según el mensaje que circuló en blogs ecoanarquistas, pero que pasó inadvertido en la prensa, esa noche también hicieron estallar “un inofensivo petardo en una zona acomodada en la ciudad de México”, y rompieron ocho ventanales de un Kentucky Fried Chicken.

Aquél fue uno más de los 200 sabotajes perpetrados en México durante el año por jóvenes ecoanarquistas que hicieron suya la cruzada internacional del Frente de Liberación Animal (FLA), una organización nacida en los setenta en Inglaterra que recurre a la “acción directa”, sabotajes para protestar en contra de la explotación o tortura de animales. Esta juventud también reivindica la lucha de la hermana menor del fla, el Frente de Liberación de la Tierra (FLT), nacida igual en Inglaterra, en los noventa, y que en su defensa radical de la naturaleza ataca a la industria maderera, la ingeniería genética, obras de construcción que devasten terrenos con vegetación y vida animal y vehículos deportivos de lujo.

Con un estilo de escritura contestatario, que sustituye las arrobas por una “x”, el comunicado del sabotaje al cajero expresó: “En México el capitalismo, principal causante de la destrucción de la flora y fauna en este planeta, opresor y asesino de la vida salvaje, explotador de personas, animales y naturaleza para beneficio de lxs poderosxs y las corporaciones, tiene la guerra declarada”. Al día siguiente subieron a YouTube el video del ataque. “19 segundos de guerra social”, lo titularon. Para octubre ya tenía más de cinco mil visitas.

Septiembre pasado fue el mes en que se realizaron más sabotajes: nueve explosiones en cajeros bancarios; una agencia automotriz; la empresa farmacéutica Novartis, acusada de experimentar con animales y la tienda de ropa Max Mara en el corredor de boutiques de la calle de Masaryk, en Polanco. El atentado a Max Mara era parte de la campaña que el fla internacional organizó contra la firma. Hubo otros sabotajes en España e Italia. En la prensa mexicana corrieron la mar de versiones: que si eran guerrilleros, o delincuentes ligados a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc) o al narcotráfico. Los gobiernos local y federal los llamaron vándalos.

Estos atentados marcan la irrupción del fenómeno ecoanarquista insurreccional del fla, que de Inglaterra se extendió a Estados Unidos y Europa, y ahora se expande veloz en Latinoamérica. Desde 2005, Chile es su epicentro latinoamericano: es la sede de “Liberación Total”, el principal portal cibernético que difunde las acciones de células latinoamericanas, y ahí murió la primera víctima ecoanarquista por el manejo de explosivos, el joven Mauricio Morales, en marzo pasado.

Pero México lleva la delantera mundial en la expansión del fla. La página web de la revista estadounidense Bite Back (Muerde de vuelta), quizás el espacio del fla más popular en el mundo, cuenta con una bitácora de los sabotajes internacionales. Las células suben de forma independiente la información de sus acciones. En la bitácora se constata que en los últimos dos años el fenómeno creció exponencialmente de cinco a más de 200 acciones en México. Los sabotajes aumentan en número y adquieren formas distintas. Van desde la selladura de candados de carnicerías, la explosión de bombas caseras en peleterías, el sabotaje a maquinaria de construcción, o el “rescate” de una tortuga de una tienda de mascotas.

Pudimos reunirnos con dos células del fla en persona, una de sabotaje y otra de propaganda, y entrevistamos a otras dos más, de sabotaje y propaganda, vía internet. La condición de todas fue mantener el anonimato. Así conocimos que, a diferencia de las guerrillas, su accionar es más complejo y escurridizo: se trata de células autónomas e independientes entre sí —a veces de un solo miembro—, que no actúan coordinadamente, se disuelven después de la acción, no buscan el poder sino resquebrajar al sistema, no tienen jerarquías ni líderes, no usan armas de fuego, sino material de tlapalería: pegamento, martillos, pintura, cilindros de gas butano, en ocasiones gasolina o piedras.

La respuesta a este fenómeno de los sistemas de inteligencia y la policía es una advertencia de lo que puede venir. El 30 de septiembre la Procuraduría General de la República (pgr) detuvo, sin orden de aprehensión, al universitario Ramsés Villareal Gómez. Lo acusaron de todos los bombazos de septiembre. Lo incomunicaron, torturaron psicológicamente, catearon su casa. Su foto circuló manipulada en los medios de comunicación, acusándolo de terrorista. Varias células informaron en blogs que lo desconocían, y que harían sabotajes para exigir su liberación. Dos días después lo soltaron. La pgr debió reconocer que se equivocó.


***


El primer periodista mexicano que escribió del fla y que tuvo un acercamiento breve con una de sus células, fue Alejandro Jiménez. El encuentro fue en febrero de 2009. Ocurrió tras escribir en su blog De armas tomar del periódico El Universal sobre la colocación de una bomba falsa en un McDonald’s en Coacalco, en octubre de 2008, y el estallido de bombas molotov en la construcción de la Línea 12 del Transporte Colectivo Metro que dañaron postes eléctricos, vías y muros. Una célula lo contactó. Se vieron en un restaurante capitalino. 

Acudieron tres jóvenes, entre ellos una mujer, de entre 17 y 20 años. No vestían de forma llamativa, sino como lo hace cualquier estudiante: jeans oscuros, sudaderas de algodón con capucha, también oscuras, tenis; uno llevaba mochila. Su apariencia era más bien de clase media. La muchacha de rostro infantil iba nerviosa. Se veía enojada con los amigos. La tensión creció cuando la mesera se acercó. Nada consumieron. “No grabadora”, “no apuntes”, pidieron. Primero se manifestaron contra el antropocentrismo: la dominación del hombre sobre cualquier ser vivo. La muchacha estaba callada. Volteaba a un lado, al otro. Se impacientaba. Comenzó a sudar.


—¿El caos hará el orden? —Alejandro citó una frase que leyó en algún comunicado del FLA.


—No sé de dónde sacaste eso —respondió el muchacho de manos huesudas— aquí todo es autogestivo. Hay células que no se conocen entre sí, chavos que hacen su grupo y se “activan”. Los que actuaron el mes pasado no son los mismos que nosotros. Así de repente sabemos de una acción de otros y decimos: “¡Qué chido!”.


—¿Pero a punta de cristalazos se puede llegar hasta…


—Por algo se empieza —interrumpió el muchacho.


Alejandro apenas formulaba la siguiente pregunta sobre los ecoanarquistas de Chile, cuando la muchacha estalló: “¡Ya vámonos!”.


—Tranquila —dijo Alejandro— trato de comprenderlos.


—¡Tranquila madres! —respondió casi llorando— ¡A la chingada ya! —ellos se pararon. Uno intentó abrazarla. Ella lo rechazó y salió furiosa. La siguieron sin despedirse. Alejandro no volvió a saber de los muchachos.


***


Bite Back registra los actos de sabotaje en todo el mundo y clasifica las acciones por categorías: liberación de animales, sabotajes, pintas, incendios y bombazos, prisioneros. Los primeros actos que se registraron ocurrieron en Europa y Estados Unidos. Según la lista, los precursores en Latinoamérica fueron Brasil y Argentina en 2005. En 2006 entraron Chile y México con un solo mensaje. Desde Monterrey un breve texto anónimo dio cuenta de la selladura con pegamento de candados de una tienda de pieles, y de una pinta en un Kentucky Fried Chicken.


En 2007, la lista en Bite Back registró cinco actos en México, entre ellos pintas y liberación de animales de tiendas de mascotas. Ese año, nuestro amigo Jorge Lofredo, del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (CEDEMA), con sede en Buenos Aires, llamó nuestra atención sobre la colocación sistemática de explosivos por anarquistas chilenos en cajeros automáticos. Su opinión fue que no les veía solidez ideológica ni organización. Eran actos aislados, sin futuro. Sin embargo, en 2008 la actuación de ecoanarquistas insurreccionales disparó la lista mexicana en Bite Back de cinco a 120 acciones. Según el registro, ese año el fla mexicano triplicó el número de sabotajes realizados por su par estadounidense. Además reveló que el fenómeno ya brotó también en Colombia, Venezuela, Perú, Uruguay.


En México, los actos del fla subieron de tono en 2008. Iniciaron los incendios y estallidos en cajeros bancarios, así como en franquicias transnacionales de comida rápida. También instalaron paquetes bombas falsos, sabotearon con pintura más de un centenar de casetas de Teléfonos de México (Telmex), cuyo dueño, Carlos Slim, es patrocinador de corridas de toros, y un incendio arrasó parte de la Expo Feria de Piel y Calzado de Coacalco, Estado de México, entre otros. Guadalajara apareció en la lista. Alejandro y yo, que trabajamos temas sobre violencia popular desde hace 15 años, estábamos desconcertados. ¿Eran guerrillas? ¿Delincuentes? Hasta que en octubre de 2008 a Alejandro le llegó el comuni-cado de la explosión del McDonald’s por el FLA y se reunió con los chicos.


En 2009, Bite Back registró que el número de acciones mexicanas para septiembre ya había duplicado las 120 del año anterior. Y se extendieron a Guanajuato y Colima. El fenómeno además se hizo más extremo. Por ejemplo, el joven Efecto Mariposa de León, Guanajuato, informó que liberó bajo la lluvia un gallo amarrado en un jardín. La foto del joven con una sudadera con capucha, el rostro oculto y un gallo en sus brazos, está en Bite Back como prueba. Y por otro lado, mensajes reivindicaron ataques contra vehículos “todo terreno” en agencias automotrices.


Bite Back tiene su lista de prisioneros: 26 estadounidenses e ingleses, la tercera parte mujeres. La mayoría tiene entre 30 y 40 años y purgan largas condenas, algunas mayores de 20 años, acusados de “ecoterrorismo”. En septiembre, cuando el fla ganó titulares, trascendió que la página web donde las células latinoamericanas “cuelgan” sus comunicados es la chilena Liberación Total. La página también da seguimiento a movimientos contestatarios del mundo. Ahí supimos que en Chile, Italia, España y Grecia, también ya hay prisioneros.


El año pasado hubo destrozos contra 30 comercios durante la marcha conmemorativa del 2 de octubre. Células del fla reivindicaron ataques contra un Kentucky Fried Chicken, un McDonald’s y un Burger King. Este año, sabíamos que el clima iba a ser tenso. Un día antes trascendió la detención de Ramsés Villareal, acusado por la pgr de los ataques a otros comercios. El día de la marcha, fotocopias con la foto de Villarreal circularon entre los manifestantes. El gobierno capitalino colocó vallas metálicas entre Reforma y Eje Central para proteger los negocios, y desplegó cuatro mil policías.


Caminamos al lado del contingente variopinto de anarquistas. De pronto, a cuadra y media de Bellas Artes, escuchamos un cristalazo. Corrimos con la turba con cámaras. Fue en una tienda Oxxo en la que pintaron en rojo una “A” encerrada en un círculo. Fue el único comercio dañado. Pero el símbolo anarquista, utilizado desde la Guerra Civil Española, cubrió muchas otras paredes. Es un símbolo de la vieja historia del anarquismo.


Los primeros antecedentes del anarquismo en México provienen de 1861, y tuvieron una gran influencia en los movimientos campesinos y obreros del siglo xix en el país. Así sucedió, por ejemplo, con el indígena Julio Chávez López, que en 1869 lideró un movimiento insurgente en el que proclamó el principio de “gobiernos comunales autónomos” contra el gobierno de Antonio López de Santa Anna, aliado de los hacendados de la época. La lucha de Chávez López es considerada como la gran antecesora de la lucha agraria de Emiliano Zapata en la Revolución Mexicana.


En general, el anarquismo propone un rompimiento radical con la dominación: del Estado, del hombre sobre el hombre, la mujer, la naturaleza. Según Enrico Malatesta, un teórico clásico del anarquismo, no busca lanzar a la sociedad al salvajismo, sino construir una sociedad solidaria, incluyente, sin estructuras verticales de orden o poder.


Aunque en México hubo aquellos antecedenes del pensamiento anarquista del siglo xix, fue hasta principios del xx que aparecieron publicaciones y organizaciones más visibles, la más destacada fue la que encabezó Ricardo Flores Magón: el Partido Liberal Mexicano, y su periódico, Regeneración. Este grupo se manifestó en contra de toda forma de poder, y alentó el autogobierno de trabajadores y campesinos. Tuvo influencia sobre parte del movimiento obrero mexicano y coincidió con postulados del movimiento zapatista. El movimiento magonista hizo varios intentos organizados para derrocar por la vía armada al régimen de Porfirio Díaz, sin éxito. Menos conocidos, por su naturaleza tentativa y esporádica, son los ensayos de sabotaje, como el ataque con explosivos al tren que transportaba al ex dictador Porfirio Díaz al puerto de Veracruz, con rumbo a su exilio parisino. Los ecoanarquistas reivindican esta tradición táctica del sabotaje. Por ejemplo, una de las células adoptó el nombre de Práxedis Guerrero: un destacado correligionario magonista.


Para conocer más sobre la ideología ecoanarquista, contactamos a una célula del fla por medio de un blog. Luego de que ésta corroboró nuestra identidad y trabajo periodístico, realizamos una entrevista cibernética. Nos dijeron que si bien se reconocen en los clásicos anarquistas buscan superar el nivel doctrinario y pasar a los hechos. “Ser ahora pasivo te hace drásticamente cómplice del Estado, sus instituciones, iglesias y aparatos policiales y militares”, escribieron. Pugnan por la “acción directa”, es decir, por sabotajes propios del anarquismo revolucionario insurreccional, que en el mundo está ligado a movimientos de toma de viviendas abandonadas (okupas), animalistas, veganistas, sindicalistas, antiopresivos y anticarcelarios.


“Odiamos cualquier gobierno o Estado hipócrita que dice luchar por el medio ambiente —escribieron—. Atacamos la propiedad de cualquier persona que tortura animales o destruye la tierra”. Dicen que ésta es la manera de responder a la violencia original de, los que llaman, los verdaderos terroristas, la oligarquía que explota a humanos, destruye el ecosistema y tortura animales.


No todos los anarquistas son partidarios de la violencia como vía de lucha. Rubén Trejo del Colectivo Autónomo Magonista (CAMA), y autor de Magonismo: utopía y revolución en entrevista en su sede, un edificio destartalado, nos dijo que aunque son respetuosos de todas las formas de lucha “la transformación tiene que ser del pueblo y para el pueblo, amplia, masiva, participativa”.


Activistas en defensa de los derechos de los animales, por su parte, cuestionan los procedimientos del fla. Gustavo Larios, presidente de la Asociación Mexicana por los Derechos de los Animales (AMADEA), en entrevista por correo electrónico desde Veracruz, escribió: “No creemos que se llegue lejos con acciones ajenas a la reflexión”.


Las células precisan que no quieren dañar a “ningún animal humano o no humano”. Sin embargo, también citan el caso del “anarco-primitivista” Theodore Kaczynski, conocido por el fbi como Unabomber, que mató a tres personas e hirió a 23 con paquetes bomba. “Nosotrxs no sabemos si algún grupo nacerá en México con estas características, esta lucha apenas se empieza a dar a conocer”.


Dicen no creer en los partidos políticos, manifiestan solidaridad por las comunidades zapatistas pero cuestionan la jerarquía militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln). Para Lofredo, en entrevista cibernética desde Buenos Aires, si bien las células del fla no se autodenominan “vanguardias”, sí se consideran detonadores del despertar de las “conciencias burguesas” y del “conformismo”. Y es precisamente el sabotaje, dice, y no el comunicado, el medio por el que mejor se expresan.


***


El trapo amarillo cubre parcialmente el agujero de la puerta destrozada. La pgr arrancó la cerradura. El trapo ahora ocupa su lugar. La puerta se abrió con un leve empujón. Lleva al pequeño departamento de Ramsés Villarreal y de su esposa Elizabeth Ángel Palmillas, en una unidad habitacional al oriente de la capital. Yo fui a entrevistar al joven, al cuarto día de su liberación, una mañana soleada. La estancia era sencilla, en tonos café. En la mesita de la sala resaltaba la maceta verde de barro, en forma de rana, con una plantita de hojas redondas. El muchacho tiene 27 años. Es de estatura media, complexión gruesa, caminar lento. Vestía pantalón de mezclilla y camiseta azul marino, y calzaba zapatos de piel color café, con la punta raspada por el uso.


El 2 de octubre, un juez lo dejó en libertad por considerar que su detención había sido ilegal. Tras su liberación, la pgr solicitó de nuevo su aprehensión, pero el juez se la negó. El encuentro se realizó un día antes de que la pgr cancelara su intención de impugnar la negativa del juez federal. Éste fue uno de los primeros casos con el nuevo procurador Arturo Chávez, cuyo nombramiento, ocurrido días antes, fue impugnado por activistas de derechos humanos.


—¿Están sin cerradura? —les pregunté al ingresar al departamento. —Es que hemos tenido otros gastos, no tenemos dinero para arreglar la puerta —dijo la muchacha de cara redonda.


Me senté en el sillón debajo de dos fotografías largas, típicas de las graduaciones. La esposa se graduó en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Él recién egresó de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana (uam) y busca empleo. El joven antes estuvo en la unam y fue expulsado por ser activista del movimiento universitario radical que tomó el edificio de Rectoría para impedir el intento de cobro de cuotas.


El 30 de septiembre, la pgr bajó al universitario de un transporte público sin mostrarle orden de aprehensión. Lo llevó a los separos y lo incomunicaron durante 11 horas. Lo trasladaron de una habitación a otra, donde había una cuarentena de personas distribuidas en grupos para interrogarlo. “Me decían que me iban a violar, que iban a golpear y violar a mi esposa”, dijo. Le exigían que se inculpara por los bombazos. Le enseñaban las fotos de tres jóvenes para que acusara a algún otro. “Tú escoge”, lo presionaban. Se negó. Intentaron cubrirle la cabeza con una bolsa de plástico, de inmovilizar su cuerpo al enrollarlo con una cobija mojada. Logró impedirlo. Se mantuvo en su dicho. Finalmente lo dejaron llamar a su familia. La pgr le tomó fotos y determinó que él aparecía en el video de un sabotaje bancario. Lo acusó de terrorismo, delito apenas incluido el año pasado en el Código Penal Federal con una redacción tan vaga que permite al Ministerio Público interpretarlo a su consideración. Las penas alcanzan 40 años de prisión.


Al día siguiente, cuando su familia acudía a la pgr, vino el cateo al departamento, sin orden judicial. Le robaron dos computadoras, una cámara fotográfica, seis mil pesos. Las fotos familiares y la ropa quedaron regadas. El joven expresó que antes de liberarlo, un funcionario le dijo que sabían que era inocente, pero que no tenían líneas de investigación y creyeron que él les daría alguna. Ni idea de quién es el enemigo. Después de la entrevista conmigo, cuando el muchacho supo que la pgr canceló su caso, informó el nombre del joven que lo obligaban a inculpar: Víctor Cilia Ocampo, hijo de Rocío Verena Ocampo, y de David Cilia Olmos, ex guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre. La madre difundió por internet una carta en la que externó que tenía miedo por su hijo “y por el estado de indefensión en que lo dejan, junto con sus hermanos y muchos jóvenes más, al pasar a formar parte de una lista de ‘culpables’ prefabricados por el Procurador”.


Al cierre de la edición Ramsés Villarreal analizaba demandar a la pgr. Nosotros solicitamos una entrevista con ésta, pero nos fue negada. Sin embargo, fuimos testigos de un episodio confuso: Alejandro recibió un mensaje en su correo particular, y supuestamente encriptado, a nombre de un “militante” del fla llamado Samudio Juan Pérez García, cuando ningún ecoanarquista suele firmar con nombre propio. Era una advertencia de que la célula había inyectado veneno en paquetes de carne de una tienda comercial. Apuraban a Alejandro a difundir la noticia para impedir víctimas. “Ten en mente que TÚ vas a ser el responsable si algún niño, mujer, hombre o anciano llega a morir”. Examinamos el sentido del mensaje y su lenguaje. Era falso.


El domingo 4 de octubre, Día mundial de los animales, comimos con una muchacha y un muchacho “veganos” de una célula de propaganda del FLA. Bueno, la cita era para una entrevista al mediodía, pero se extendió a la comida. Los contactamos por medio de su blog. La célula precisó que no realizaba actos de sabotaje sino de difusión cibernética. Después revisó en internet nuestro trabajo periodístico, evaluó el encuentro bajo la condición de anonimato, nos canceló una vez, y finalmente envió a dos de sus militantes con los que nos reunimos en un parque capitalino. Llegaron un muchacho larguirucho y sonriente, y una muchacha morena, callada, con la mirada acentuada por un grueso delineador. Andaban por los 20 años, de condición económica modesta. Él vestía en tonos verdes y azulados, ella en tonos oscuros.


Nos sentamos sobre el pasto. Primero compartieron su concepto de sociedad utópica: era equitativa e incluyente, con respeto a la naturaleza, en la que cada uno fuera responsable de sí mismo y de los demás. Luego criticaron el presupuesto de Felipe Calderón para erigir cárceles y militarizar al país en su cruzada contra el narcotráfico, mientras crecía el desempleo y la pobreza. Preguntamos por qué su célula no hacía sabotajes. El muchacho explicó que por “razones económicas”, pues algunos, como él, trabajaban. Él apoyaba a su madre enferma y a sus hermanos. Otros eran padres de familia, y ninguno quería poner en riesgo a sus familias. Sin embargo, mostró admiración por los actos del FLA.


Pensamos erróneamente que el fla haría sabotajes ese día conmemorativo por los animales. El muchacho explicó que esa fecha la celebran animalistas no radicales. También preguntamos por qué el fla atacaba vehículos de lujo en las agencias automotrices. Él externó que por su círculo de producción: se explotaba a trabajadores y se generaba contaminación industrial para atender la demanda de las clases pudientes.


—Es grotesco ver pasar una Hummer al lado de un niño que no tiene que comer —habló la muchacha por vez primera—. Eso me parece más indignante que una explosión.


Luego de comentar su sorpresa por la súbita liberación de Ramsés Villarreal, ocurrida un día antes, y de manifestar que no lo conocían, pasamos al tema de la comida. Nos expresaron que no toda su célula era “vegana”, pues había un carnívoro ecologista. Ambos sí eran “veganos”. Nos explicaron: no usan zapatos ni ropa de piel. Tampoco comen productos obtenidos de la explotación animal: ni huevo, lácteos o miel. En su dieta había semillas, granos, frutas, verduras. Recordamos que la célula del fla nos escribió que algunos de sus alimentos eran caros, por lo que había “veganos” que los hurtaban o “expropiaban” de las tiendas. Unos optaban por el “frugivorismo”, sólo ingerían frutas y semillas. Otros más por el “crudivorismo”, comían todo crudo. Y otros eran “freegans”, buscaban frutas y verduras desechados en mercados o tiendas.


—Pues empieza a hacer hambre —dije. —Yo tengo hambre —se sinceró la muchacha. —Vamos a comer —invitó Alejandro.


Yo propuse desplazarnos a una zona con restaurantes vegetarianos.


—Es que no tenemos para el pasaje —dijo el joven apenado.


Nos trasladamos en transporte público. En el camino al restaurante el muchacho me dijo: “Por favor nos dicen hasta dónde podemos pedir”. Nos lo repitió en dos ocasiones más durante la comida. Ella ordenó una hamburguesa sin queso ni mayonesa, por aquello del huevo. Él comió abundantemente. Empezó con un guisado de setas. La charla devino en recetas de comida, como las empanadas de avena que suelen comer. Al terminar, solté una última pregunta.


—¿El detonante del radicalismo del fla es el resentimiento social? —recordé que las palabras “odio”, “rabia”, “ira”, abundan en los comunicados.


—No es resentimiento social cuando atrás hay análisis, ideas —respondió el muchacho.


—Yo no voy a ser hipócrita —dijo la joven y endureció la mirada—. Yo sí he sentido la pobreza. Yo voy a decir que siento odio. Y cómo no voy a sentir odio, si hay empresas como Televisión Azteca que hacen programas con chavos como la Academia, que son una burla grotesca, mientras que con su fundación de ayuda a niños con cáncer eximen impuestos. Y en contraste hay gente que no tiene nada que comer. Está cabrón. El estallido social ya no tarda, por lo menos eso espero. Y no por un pedo profético, pues la gente se desespera cada vez más. Felipe Calderón no ve la realidad. Va a haber enfrentamientos más fuertes, hasta que finalmente se dé un alzamiento.


www.gatopardo.com

Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/los-econarquistas?utm_source=chatgpt.com

viernes, 18 de julio de 2025

“Estamos frente a una aberración jurídica y un precedente gravísimo de censura previa”: Alejandro Jiménez sobre censura en Campeche

 


Alejandro Jiménez es coordinador nacional de Opinión de la Organización Editorial Mexicana y exdirector de Opinión de El Universal. Periodista con larga trayectoria, conversa con Mario Campos sobre el caso Campeche y el avance de mecanismos judiciales de censura contra la prensa en México.


Mario Campos: Alejandro, muchas gracias por acompañarnos. ¿Cómo estás?


Alejandro Jiménez: ¿Qué tal, Mario? Muy bien, muchas gracias. Por un lado, contento de platicar contigo hoy, pero por otro, muy indignado.


Mario Campos: Y con razón. Hace poco hablábamos de censura, y lamentablemente hoy el panorama se ha agravado. Empecemos por el caso Campeche: una jueza ordenó la prohibición expresa para que un periodista mencione a la gobernadora Layda Sansores. Además, designó a un censor que debe revisar los textos y conferencias antes de su publicación. ¿Habías visto algo así?


Alejandro Jiménez: No, nunca. Uno quiere ser moderado en la crítica, pero esto solo puede calificarse como una aberración. Es un atentado directo contra la democracia, no solo en Campeche, sino en todo el país. Se trata de censura previa, algo que no ocurre ni siquiera en la mayoría de los países de América Latina. Tal vez en Nicaragua o Venezuela, pero este caso es realmente escandaloso.


Mario Campos: ¿Qué implica que sea la misma jueza que protege a la gobernadora quien imponga esta censura previa?


Alejandro Jiménez: Es gravísimo. No solo se le impide hablar al periodista afectado, sino que se instala una figura estatal de censura previa. Esto sienta un precedente muy peligroso. Y lo más preocupante es que el gremio ha reaccionado con tibieza.


Mario Campos: Coincido. Hemos visto que hay editores en los estados que reconocen lo grave del asunto, pero no se quieren pronunciar públicamente.


Alejandro Jiménez: Exacto. Es preocupante que digan “qué feo estuvo” pero no hagan nada. Hay una falta de solidaridad profunda. Como gremio, hemos enfrentado presiones desde siempre, pero esto es distinto: una jueza formaliza la censura previa. Lo hace “legal” aunque sea ilegítimo y, para muchos, inconstitucional.


Chema Hernández: Alejandro, tomando como base lo que ha escrito Mario sobre este caso, ¿tú crees que esto es un exceso aislado de un gobierno local o estamos viendo el inicio de un patrón de control desde el poder judicial?


Alejandro Jiménez: Por desgracia, no lo veo como un hecho aislado. En Tamaulipas también se ordenó bajar una columna y un texto de Héctor de Mauleón. Vemos una tendencia en distintas entidades donde el poder judicial actúa contra la prensa. No creo que sea una acción concertada desde el gobierno federal, pero sí es el resultado natural de un autoritarismo que se expande. Es la consecuencia del poder absoluto mal ejercido.


Mario Campos: ¿Qué tendría que pasar para que los medios entiendan que esta amenaza es para todos, incluso si ahora no les toca directamente?


Alejandro Jiménez: Después de tantos años intentando unir al gremio, a veces pierdo la esperanza. Hay medios que prefieren aislarse, que dicen “yo me cuezo aparte”. Hay solidaridad en lo privado, pero en lo público nadie se quiere comprometer. Siempre hay pretextos: que si el otro medio es impresentable, que si está comprado, que si es competencia... Pero esto va más allá de diferencias empresariales. Necesitamos una sacudida fuerte para despertar.


Mario Campos: En otros países, como Perú, se han unido cientos de medios para protestar. Aquí, la Alianza de Medios sacó un desplegado que no movió la aguja.


Alejandro Jiménez: Así es. Acabo de entrevistar a Rodrigo Salazar, presidente del Consejo de la Prensa Peruana. Allá cerraron transmisiones y ediciones impresas en rechazo a una ley contra la libertad de expresión. Aquí, en cambio, reaccionamos con tibieza. Somos como la rana en la olla que no se da cuenta que está siendo hervida.


Mario Campos: Alejandro, ¿no crees que tal vez no hemos sido lo suficientemente claros en explicar lo que implica esto? Imagínese el lector que toda columna de opinión tuviera que pasar por un censor que decide si se publica o no, si menciona a un funcionario o no. Es casi como autorizar a alguien a decidir qué se puede pensar.


Alejandro Jiménez: Exactamente. Es llevarnos al punto en el que todo contenido pase por un filtro político. Y lo más grave es lo que viene: en septiembre se renuevan jueces locales y federales. Si ya hay señales preocupantes ahora, habrá que estar atentos a la nueva composición del poder judicial.


Mario Campos: ¿Qué nos indica lo que viene?


Alejandro Jiménez: Que puede ser aún más preocupante. Hay antecedentes como el de la ministra Loretta Ortiz, que votó contra una resolución a favor del periódico Reforma solo por tratarse de ese medio. Y ella es de las que permanecerán en el tribunal. Eso enciende muchas alertas. No podemos responder con vísceras, sino con inteligencia, con estrategia. Hay que denunciar desde el primer momento. No podemos esperar a que las resoluciones estén encima.


Mario Campos: Alejandro, muchas gracias por esta conversación y tu claridad.


Alejandro Jiménez: Al contrario, Mario. Gracias a ti y un saludo a toda tu audiencia.


Aquí está el audio de la entrevista completa.

miércoles, 16 de julio de 2025

"El Insurgente" (No. 249, julio 2025)

 




Se acaba de dar a conocer el número 249 de la revista El Insurgente, editada mensualmente por el Partido Democrático Popular Revolucionario y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), que se dedica a señalar que, desde su punto de vista, la realidad mexicana es muy distinta al discurso oficial.
 
El editorial crítica la retórica del gobierno morenista, que proyecta un México próspero y justo, mientras persisten crisis económicas, violencia y desigualdad. 

Señala que las políticas actuales continúan el neoliberalismo, beneficiando a la burguesía y militarizando el país. 

Destaca el aumento de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, responsabilizando al Estado. 

También denuncia la corrupción y la manipulación mediática para ocultar estos problemas.



Artículos principales:

1. Gobierno sumiso y fortalecimiento del Estado policiaco militar
  
   Analiza cómo el gobierno actual ha profundizado la militarización, aprobando leyes que fortalecen el control social y la represión. Critica la reforma en telecomunicaciones como una herramienta de vigilancia masiva y señala que el poder legislativo está subordinado al ejecutivo, consolidando un Estado autoritario.

2. Un México diferente a la retórica morenista
  
   Contrasta el discurso oficial con la realidad en sectores como el sindicalismo, donde se criminaliza la protesta laboral, y la seguridad pública, donde la violencia persiste. Denuncia la desaparición forzada como política de Estado y el autoritarismo de gobernadores como Alejandro Armenta (Puebla) y Layda Sansores (Campeche).

3. A qué intereses favorece la ley
 
   Examina reformas legales que criminalizan la protesta social, como la modificación al artículo 533 de la Ley de Vías Generales de Comunicación, que penaliza bloqueos carreteros. Argumenta que estas medidas protegen intereses empresariales y extranjeros, reprimiendo a los movimientos populares.


Revolución a debate: La masacre del Charco

Conmemora los 27 años de la masacre en Guerrero, atribuida a un operativo contrainsurgente. Critica la impunidad y resalta la necesidad de unidad revolucionaria para enfrentar al Estado. Denuncia que gobiernos priistas, panistas y morenistas han aplicado la misma doctrina represiva.

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Pensamiento del militante comunista: Protestas migrantes en EU  

Analiza las protestas de migrantes en Estados Unidos contra las redadas del ICE. Critica la instrumentalización del movimiento por partidos demócratas y morenistas, que lo vacían de contenido antiimperialista. Llama a los migrantes a organizarse de forma independiente y combativa.

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Análisis internacional: Ofensiva imperialista-sionista

1. Guerra OTAN-Ucrania vs. Rusia: Describe el avance ruso en el frente y la derrota inminente de Ucrania, respaldada por una UE en crisis. Denuncia el carácter fascista del régimen de Zelensky.  

2. Ataque de Israel a Irán: Condena la agresión sionista y destaca la resistencia iraní como un triunfo antiimperialista. Señala el silencio mediático ante el genocidio en Gaza.  

3. Crisis en EU: Expone las contradicciones internas del imperialismo, marcadas por protestas contra políticas migratorias y el intervencionismo en Medio Oriente.  


El PDF deñdpcumento origonal se encuentar en este enlace...

lunes, 7 de julio de 2025

"Aquí es Rodas", de David Cilia Olmos

 



Aquí es Rodas es una novela que entrelaza historias de lucha, resistencia y supervivencia en el México de finales del siglo XX y principios del XXI. 

A través de personajes complejos y situaciones crudas, el autor explora temas como la violencia política, la guerrilla, el narcotráfico y la marginación indígena, todo ambientado en un paisaje social marcado por la injusticia y la desigualdad.  

La narrativa sigue a Tomás, un joven guerrillero capturado y torturado en 1976, cuya vida se cruza con la de otros personajes como Lucía, su compañera de lucha, y Santiago, un antropólogo que trabaja con comunidades indígenas en Durango. 

La historia salta entre épocas y lugares, desde las cárceles clandestinas hasta la sierra tepehuana, donde las comunidades resisten tanto al abandono estatal como a la violencia de los cárteles.  

Con un estilo directo y descarnado, Cilia Olmos retrata la brutalidad de la represión política y la corrupción, pero también la dignidad de quienes resisten. 

La frase "Hic Rhodus, hic Salta" (Aquí es Rodas, aquí salta), repetida como un mantra por los personajes, simboliza la confrontación inevitable con la realidad y la necesidad de actuar frente a la adversidad.  

Aquí es Rodas es una obra que no sólo denuncia, sino que también humaniza a quienes luchan en los márgenes del sistema. Una lectura impactante para quienes buscan entender las raíces de la violencia en México y la resiliencia de sus protagonistas anónimos.