lunes, 13 de junio de 2022

Política industrial, atrasados en innovación y carencia de valor agregado en nuestros productos...

                                     


La semana pasada, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O perfiló el actual contexto del comercio exterior, sus retos y dificultades, y de paso esbozó algo parecido a una política industrial, ¿será?... 

Ahí, palabras más, palabras menos, dijo que México requiere participar en el mercado externo, con más y mejores productos, en momentos en los que la economía internacional migra de la globalización a la regionalización y al proteccionismo selectivo, para hacer frente al desafío que representan hoy, tras la pandemia y la guerra en Ucrania, los proveedores lejanos de mano de obra barata.

Hoy los grandes productores, siguió el funcionario, enfrentan altos costos de transporte, la la interrupción de las cadenas de suministro, el incremento de precios de los energéticos, fertilizantes y alimentos y, más recientemente, un fenómeno inflacionario que ha obligado a los bancos centrales a aumentar sus tasas de interés y asumir una política monetaria restrictiva.

Es ahí donde el titular de la hacienda pública consideró que México debe aprovechar su situación geográfica y a que es capaz de hacer productos de alta calidad, con tecnología y mano de obra calificada. “Tenemos todo para atraer inversiones y convertirnos en un polo de producción renovado para la región norteamericana en el marco del T-MEC.”

Y mencionó que lo que se está imponiendo es el nearshoring, que es la estrategia por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante, justo como estamos nosotros en la frontera de Estados Unidos y Canadá, con quienes conformamos el mercado más grande del mundo a nivel regional. Se trata de ampliar, dijo, las capacidades de nuestra planta productiva.

Aquí el texto completo...


Esto se liga con la columna del año pasado sobre el mismo tema, con el economista José Luis de la Cruz como eje.


Obligado fomento industrial 

Disco Duro -- 24/abril/2021

Mientras en la calle y en las redes sociales los candidatos a lo que sea piden el voto sólo enseñando su cara o se cuelgan del Presidente, para criticarlo o apoyarlo, la ausencia de propuestas constructivas para salir adelante es alarmante.

Un think tank que se la pasa haciendo propuestas todo el tiempo, varias a la semana de hecho, pero que parece arar en el desierto, es el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), que dirige el economista José Luis de la Cruz.

Su narrativa base es la urgencia que existe de que se apoye a la industria nacional, bajo un plan integral que entienda la importancia de fomentar una educación de calidad, con énfasis en las ciencias duras, y un apoyo del gobierno federal a las empresas nacionales, que no sea vía proteccionismo, sino mediante impulso a la mano de obra nacional, a la creatividad e innovación mexicanas, a todo aquello que agregue valor a los productos, de tal manera que no seamos sólo pasivos compradores de tecnología foránea, sino generadores de ciencia y tecnología mexicana que nos permita competir en los mercados internacionales. Una estrategia similar a la que siguieron los exitosos países asiáticos como Corea del Sur o Taiwán.

El IDIC generó recientemente un análisis del momento económico en el que estamos y explicó que el resultado negativo del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) de enero (- 4.2%) no fue un hecho aislado durante el inicio del 2021. De acuerdo con INEGI y su Indicador Oportuno de Actividad Económica, durante febrero se tienen indicios de un retroceso que osciló alrededor del (-) 4.0%. Además de acuerdo con el INEGI, la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación muestra el 27.1% de los mexicanos ocupados lo hace en un entorno menos favorable.

La consecuencia, afirma, es un debilitamiento estructural del mercado interno que se asociará a la reducción del consumo privado (-) 10.4% del 2020. Tan solo ese hecho es un freno para el 65% del PIB de México.

Sin embargo, el IDIC registra que aun así hay signos de reactivación, pero falta para recuperar lo perdido en 2020. En el caso del sector industrial también se debe contabilizar la caída observada desde el segundo semestre del 2018.

Pronostica que a partir de este mes de abril se comenzarán a registrar tasas de crecimiento económico que podrían superar el 10% en el segundo trimestre del año y de 5% en el tercero.

Ante la ausencia de un programa de reactivación económica de parte del gobierno del prsidente López Obrador, la inercia del crecimiento se podrá mantener hasta marzo del 2022. Ello requerirá un incremento de la inversión productiva para evitar que México vuelva a exhibir tasas del PIB inferiores al 2% o hasta negativas.

Y concluye que México puede revertir la tendencia estructural descrita si implementa una estrategia de desarrollo industrial del siglo XXI: que promueva el desarrollo social a través del fortalecimiento de sus bases productivas.

Visto eso, nosotros pensamos que la 4T piensa que ataca la desigualdad regalando dinero, cuando lo en verdad útil y de largo plazo sería tener una planta industrial que aporte a su producción altos niveles de valor agregado, que compita internacionalmente y genere aquí empleos de calidad. No hay de otra.

En el USB…

Las propuestas detalladas de José Luis de la Cruz pueden leerse en el libro “México frente a su crisis: el reto de la Cuarta Transformación”, editado en 2020 por el IDIC y Limusa. Muy recomendable, fácil de leer, pues por sorprendente que parezca, no viene escrito en lengua economista, sino en una entendible por todos.


Que a su vez tiene continuidad en este texto:


 Atrasados en innovación

Disco Duro -- 16 / octubre/ 2021

En la división mundial del trabajo México se ubica entre los países en vías de desarrollo con poco o casi nulo avance tecnológico, que no agrega nada de valor agregado a productos que sólo maquila, con un severo atraso educativo en materias matemáticas e ingenieriles, casi sin generación de patentes e inventos y con una economía que sobrevive mayoritariamente del sector servicios.

El Índice de Competitividad Internacional 2021 elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) coloca a México en el lugar 37 de 43, y en posición descendente, pues en el año 2005 ocupaba el lugar 30. Caímos en casi todos los rubros evaluados


Pero vale la pena detenerse en el tema de innovación, que es al que ninguno de los gobiernos recientes, incluido el actual, le han puesto atención. Los anteriores gobiernos apostaron a subir a México al carro maquilador, al cabús del desarrollo mundial, y el de Andrés Manuel López Obrador a subsidiar pobres, pero no a generar nueva riqueza, vía el desarrollo tecnológico que nos coloque como creadores de tecnología de punta.

De acuerdo con el IMCO “México disminuyó su desempeño en el coeficiente de invención, en exportaciones de alta tecnología y en el PIB de servicios respecto al promedio de los demás países. Es decir, no hemos sido capaces de competir con éxito en la economía global, en sectores de alto valor agregado intensivos en conocimiento y tecnología de punta”.

En los años 80, no hace mucho, los países asiáticos, por ejemplo, sí supieron subirse a ese tren, educando a su infancia en materias de alto razonamiento matemático, tecnológico y de robótica, para pelear a EU y China una gran tajada del comercio mundial, sin apartarse del capitalismo, pero subiendo el poder adquisitivo de sus pueblos.

No optaron por ser competitivos en mano de obra barata, tampoco se enorgullecieron de vivir de remesas que generan ganancias en otras naciones, sino en desarrollar su propia industria, crear su propia planta de empleos bien pagados que exige trabajadores con habilidades muy sofisticadas e hicieron que el mundo les compre productos que solo ellos producen.

De acuerdo con los datos del IMCO, del año pasado al actual, México empeoró en su gasto en investigación y desarrollo (sólo 0.31% del PIB). Empeoró en coeficiente de innovación, bajaron sus exportaciones de alta tecnología y le fue mal en el índice de complejidad económica.

Mejoró, pero sólo marginalmente, en artículos científicos y técnicos y en empresas con ISO 9001, que es la que establece los requisitos que una empresa debe cumplir para tener un correcto sistema de gestión de la calidad instaurado en su sistema productivo.


Mientras México no apueste por cambiar su modelo de producción, atrasado, dependiente de naciones innovadoras, cuya ventaja no resida en pagar bajos salarios, no podremos estar en condiciones de revertir la pobreza.

No es repartiendo subsidios como vamos a hacer que millones de mexicanos salgan de su situación de pobreza, sino creando una industria con alto valor agregado, invirtiendo en ciencia y tecnología de manera agresiva, elevando de manera dramática y como prioridad nacional el nivel educativo de nuestra niñez, permitiendo a las universidades explotar mejor sus potencialidades y no verlas como meras escuelas marginales de futuros desempleados.

Hay que acelerar la educación superior como nunca, promover de manera selectiva y hasta quirúrgica posgrados que generen investigación y conocimientos nuevos. Invertir en laboratorios, en plantas industriales de nueva generación. De otra manera, el subdesarrollo nos acompañará muchas décadas más. Hay que entender los números que el IMCO nos entrega año con año.

 


La cita de hoy...

A propósito de nuestra falta de innovación, de patentes, y nuestra dependencia del comercio informal y los servicios, va esta cita extensa pero oportuna del libro "Ñamérica", de Martín Caparroso:


"Hay, entre los índices que elabora el Banco Mundial, uno que se diría menor: la cantidad de personas dedicadas a Investigación y Desarrollo de cada  millón de habitantes. Lo encabezan Israel, Dinamarca, Suecia y Corea con unas 7,000. Después vienen más de 30 países  hasta que aparece el primer ñamericano, Argentina, con 1,200 investigadores por cada millón de personas, a la altura de Georgia, Tailandia y Turquía. Y el siguiente es Uruguay con menos de 700 y después Costa Rica y Chile con unos 500. México tiene 244 por millón, cerca de Omán, Kenia y Venezuela, Colombia 88, parecido a Nepal Indonesia y Nicaragua.

"En el Global Innovation Ranking de 2019 no hay ningún ñamericano entre los 50 primeros países; 51 destella Chile, justo entre Rumania y Mongolia, y después vienen Costa Rica, Uruguay , Argentina . El informe también identifica  las cien ciudades del mundo donde más patentes se han producido, ni una -ni una sola- está en Ñamerica - En 2019 Corea del Sur registró más de 17,000 patentes ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, donde todos los países ñamericanos juntos registraron menos de 500. En una economía que avanza a golpes de novedades y de inventos esto es como una gran receta para el fracaso económico."

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