jueves, 22 de junio de 2023

El derecho a morir con dignidad


(Este texto fue publicado originalmente en El Sol de México el 17 de junio de 2023)


Distraídos como estamos con los temas de grilla pre electoral, inducidos artificialmente por el partido en el poder, dejamos de lado otros, aparentemente menos importantes, pero, al final, más cercanos a nuestras vidas… y a nuestras muertes…

Como sociedad solemos rechazar, por motivos religiosos, de pudor o superstición la discusión informada de temas como la muerte digna, los cuidados paliativos, la voluntad anticipada, y todo lo que tiene que ver con pasar de manera digna los últimos días de la vida de cualquier persona, nuestros seres queridos y nosotros mismos. Sin embargo, es necesario pugnar como sociedad para que ese derecho esté plenamente garantizado.

Esto viene a cuento porque hace dos semanas se dio a conocer la Segunda Encuesta Nacional de Opinión sobre el Derecho a Morir con Dignidad, encargada por la asociación civil Por el Derecho a Morir con Dignidad, y los hallazgos son contundentes:

1.- Existe un desconocimiento generalizado entre la población sobre la existencia y significado de los cuidados paliativos que deben proporcionar los institutos de salud, públicos y privados.

2.- Un 42% de las personas entrevistadas casi nunca piensan en la muerte, mientras que un 38% de las personas encuestadas piensan en la muerte pocas veces (una vez al mes) y otro 7% lo hace una vez a la semana.

3.- Con relación al conocimiento y sentir de las personas entrevistadas sobre los cuidados paliativos, como una práctica para evitar el sufrimiento de los pacientes, el 79% está de acuerdo con que se apliquen fármacos fuertes para calmar dolores físicos insoportables a pesar de acortar la vida.

4.- Por otra parte, el 78% de las personas están de acuerdo en que se utilice algún tratamiento médico a base de sustancias como morfina, marihuana o cannabis (CBD) para mitigar el dolor. Cabe señalar que la mayoría de estas personas relacionan los cuidados paliativos con la cercanía de la muerte por lo que se muestran renuentes a solicitarlos.

5.- Más polémico fue el resultado de que, a nivel nacional, 7 de cada 10 mexicanos encuestados (73% para ser precisos) dijeron estar a favor de la eutanasia o muerte asistida médicamente, en caso de que los pacientes se encuentren en fase terminal de su enfermedad. Esta cifra se incrementa a 8 de cada 10 para la región Centro y Ciudad de México.

6.- En particular, el 55% opinó que elegiría que el médico le aplicara directamente una dosis letal de medicamentos; mientras que el 39% preferiría tomarlos por sí mismo(a).

Esta encuesta es representativa a nivel nacional de la población mexicana de 18 años y más. Además, cuenta con representatividad para zonas urbanas y rurales, así como 5 regiones del país: Norte, Occidente, Centro, Ciudad de México y Sur-Sureste.1 La empresa Investigación en Salud y Demografía (INSAD) fue la encargada de llevar a cabo la encuesta, para lo cual realizó más de 4 mil entrevistas.

“Esta segunda Encuesta Nacional de Opinión sobre el Derecho a Morir con Dignidad puede ser un referente útil para la toma de decisiones de los legisladores respecto a la legalización/despenalización de la muerte médicamente asistida y para sensibilizar a las instituciones públicas y privadas relacionadas con la salud respecto de la urgencia de desarrollar los cuidados paliativos en todos los hospitales del país”, señaló la doctora Amparo Espinosa Rugarcía, directora de la asociación por el Derecho a Morir con Dignidad

Actualmente en el país la eutanasia está prohibida y penada por la ley. Cuando mucho, en 14 de los 32 estados del país es legal la “voluntad anticipada”, que autoriza que los pacientes en fase terminal puedan tomar la decisión sobre si son sometidos o no a tratamientos médicos para prolongar su vida, siempre y cuando sea imposible mantenerla de forma natural. Que es importante, pero insuficiente.

Igualmente esta semana se realizó el seminario “Libertad para Morir”: Por la legalización de la eutanasia en el que se tomaron en cuenta los resultados de la encuesta anterior, para delinear propuestas de política pública que eventualmente pudieran llegar a legalizar la eutanasia, que actualmente está prohibida.

En este foro, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), Nashieli Ramírez Hernández, señaló que “deberemos ser las y los ciudadanos quienes estemos al frente de cómo queremos que se norme nuestra vida y el marco legislativo que nos proteja”. Y anunció que acompañará el proceso democrático de construcción de este derecho, desde la sociedad y hasta su discusión y aprobación en el Poder Legislativo, tal como ha contribuido, desde hace 30 años, con la transformación de la Ciudad de México.

Por su parte, la presidenta de Libertad para Morir, Asunción Álvarez del Río, dijo que “no podemos elegir no morir, (pero) sí podemos elegir cómo queremos que sea ese final de vida e, incluso, poder elegir -es lo que defendemos- a no vivir más y tener la ayuda que se necesita. Es el propósito”, subrayó.

Sobre la posibilidad de materializar el derecho a contar con ayuda para morir, sea mediante el suicidio médicamente asistido, señaló que su asociación civil cuenta con una propuesta para la Ciudad de México, con base en los derechos constitucionales a la vida, al libre desarrollo de la personalidad y a la dignidad.

En su participación, José Ramón Cossío Díaz, integrante del Colegio de Bioética, llamó a atender a las formalidades jurídicas, que “aunque aburridas, secas y grises, son necesarias” para evitar que las intenciones se tuerzan y no se logren los objetivos.

Al respecto, comparó la complejidad del derecho a morir, con discusiones y debates en los que estuvieron implicados los derechos a la protección de la salud y al libre desarrollo de la personalidad, como fue el caso de la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y al Uso Lúdico de la Mariguana.

El también integrante del Colegio de Bioética, Arnoldo Samuel Kraus Weisman, subrayó que eutanasia es un término elitista para la mayor parte de la población en el país, ya que las personas pobres tienen una esperanza de vida menor y mueren por enfermedades, por pobreza y a consecuencia de la violencia.

La discusión de esta práctica como la del suicidio asistido, advirtió, puede generar división entre quienes sí pueden pensar en ella como una opción y para quienes la supervivencia es cotidiana, por lo que exhortó a plantear el tema bajo la mirada de otras experiencias en diversas partes del mundo, sobre todo en Europa.

Hace cinco años, el doctor Kraus nos dijo en entrevista que “por culpa de una mentalidad excesivamente religiosa, una clase política indiferente y una sociedad poco contestataria, los mexicanos estamos muy lejos de tener las condiciones propicias para una muerte digna, con cuidados paliativos accesibles.

“Por el contrario, contamos con pocas alternativas para reducir el dolor en enfermedades terminales y carecemos de opciones para poner punto final al sufrimiento innecesario”.

En ese momento nos confió que, aunque le parecía urgente discutir la bioética en esos temas, no veía condiciones en nuestro país para asumir debates de fondo en materia de bien morir, voluntad anticipada o cuidados paliativos para todos. Mucho menos para entrar a temas como la eutanasia o el suicidio asistido, que serían las expresiones máximas del ejercicio de la autonomía de los seres humanos para morir dignamente.

Quizá llegó el tiempo de discutirlos de manera seria, profesional y científica. No sin opositores, pero en debates necesarios para mejorar nuestra calidad de vida y de muerte.


ADEMÁS...

Comparto un par de textos que escribí con anterioridad, sobre los mismos temas:




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